La temporada está siendo durísima para los aficionados del Aston Villa. Es cierto que, desde el inicio, todos los pronósticos apuntaban a que el Villa sería uno de los equipos que pelearía por evitar el descenso.
Analizando su plantilla, lo que estamos viendo era lo esperado. Sin embargo, considerando la estatura y la grandeza del club, así como su importancia en Birmingham, la segunda ciudad más relevante de Inglaterra (algo que sorprende a muchos), parece increíble que no esté luchando por metas mayores.
En Tim Sherwood veo a un técnico capaz, metódico y trabajador de la táctica, algo no tan común entre los entrenadores ingleses. Su metodología de trabajo y entrenamiento es moderna, y además es un gran motivador, sabiendo cuándo dar un toque duro o un aliento a su grupo. Cuando habla, no lo hace sin propósito: sus palabras tienen un mensaje claro, lanzado con la intención de que tanto público como jugadores lo asimilen.
Es cierto que, por ahora, el equipo no arranca y que Sherwood está entre los favoritos para ser despedido, al menos según las casas de apuestas. Pero si se le da tiempo, creo que es un entrenador más que capacitado para salvar al equipo y construir un futuro sólido.
Sherwood sabe perfectamente que está al mando de un club grande, enorme. Y sé que para muchos, especialmente los más jóvenes, esto que estoy diciendo -o mejor dicho, escribiendo- puede sonar exagerado. Pero voy a intentar que las siguientes líneas les hagan ver que no hay ninguna exageración en mis palabras. Espero lograrlo.
El Aston Villa fue fundado en 1874 por miembros del Villa Cross Wesleyan Chapel, en Handsworth, actualmente parte de Birmingham. Los cuatro fundadores fueron Jack Hughes, Frederick Matthews, Walter Price y William Scattergood. Su primer partido lo jugaron frente a un equipo de rugby, el Aston Brook Mary’s Rugby: disputaron una mitad con reglas de rugby y la otra con las de fútbol. Así empezó todo.
Muchos no lo saben, pero solo el Everton ha disputado más partidos de alto nivel que el Aston Villa. De hecho, el enfrentamiento entre Villa y Everton es el más repetido en la historia del fútbol inglés. Además, el Aston Villa forma parte del exclusivo grupo de siete equipos que han jugado todas las temporadas de la Premier League. Los otros seis son Arsenal, Chelsea, Everton, Liverpool, Manchester United y Tottenham. Pero ninguno de ellos posee el récord de más goles en una sola campaña. Ese honor le pertenece al Aston Villa, con ¡128 goles en la temporada 1930/31!
Estamos, por tanto, ante un equipo con pedigree, con solera, al que la prensa inexplicablemente suele ningunear. Solo se le menciona cuando atraviesa situaciones como la actual, hundido en la parte baja de la tabla. Y, sin embargo, es una institución respetada en toda Inglaterra, en gran parte por el comportamiento ejemplar de sus jugadores en 1938.
El 14 de mayo de ese año, la selección inglesa se enfrentó a un combinado alemán y, por presión diplomática, ambas escuadras realizaron el saludo nazi antes del partido. Al día siguiente, el Aston Villa comenzaba una gira por Alemania y se enfrentó a un rival aún más potente. El equipo se negó rotundamente a hacer el saludo.
La diplomacia británica volvió a ejercer presión y, en el segundo partido de la gira, los jugadores del Villa accedieron, al menos en apariencia. Salieron al campo, extendieron el brazo… pero lo hicieron mostrando únicamente dos dedos, en señal de burla. El gesto causó gran malestar entre las autoridades nazis, pero en Inglaterra fueron recibidos como héroes. Ese acto de dignidad no se ha olvidado en las Islas.
Su estadio, Villa Park, es mítico: ha albergado partidos de la selección inglesa en tres siglos distintos -XIX, XX y XXI-, un privilegio al alcance de muy pocos recintos. Pero no se queda ahí. Su ciudad deportiva, Bodymoor Heath, es reconocida como la más moderna de Inglaterra, reflejo del esfuerzo del club por estar a la vanguardia.
Un detalle poco conocido pero significativo: con la conquista de la Copa Intertoto en 2001, el Aston Villa se convirtió en el primer club inglés en ganar trofeos en tres siglos diferentes.
Y si todo esto no bastara para medir la grandeza del Villa, basta con recordar su mayor gesta: la Copa de Europa obtenida el 26 de mayo de 1982 ante el Bayern de Múnich. El gol de Peter Withe quedó grabado en la memoria colectiva como el momento más glorioso en la historia del club. No muchos equipos pueden presumir de haber levantado el máximo trofeo continental.
Y otro guiño de la historia que pocos conocen: ¿quién fue el primer inglés en tocar la pelota en la final del Mundial del 66? ¿Bobby Moore? ¿Geoff Hurst? ¿Gordon Banks? ¡No! Fue Neil Rioch, que entonces era recogepelotas en Wembley y recogió el balón tras el saque inicial alemán. Años más tarde, ese mismo joven acabaría vistiendo la camiseta del Aston Villa.
Me dolería profundamente ver descender a un club con tanta historia. De corazón, deseo que logren salir adelante de esta complicada situación. Y si además es Tim Sherwood quien consigue obrar el milagro, la alegría sería doble.
El Aston Villa es una institución que, por tradición y legado, debería estar siempre aspirando a lo más alto: compitiendo por objetivos ambiciosos, plantándose con autoridad en los grandes estadios de la Premier y llevando su nombre con orgullo por Europa. Ahora es momento de unir fuerzas, de apoyar al equipo dentro y fuera del campo, y de confiar en que, una vez superada esta etapa oscura, volverán los días de gloria. Porque si hay un club que merece reverdecer laureles, ese es el Villa.
(18/10/2015)
